¿Harto de Palmar Pasta? El Primer Paso (Que Todos Ignoran) Para Dejar de Ser un Desastre con el Dinero

¿Te gustaría ahorrar más y gastar menos? ¿Sientes que tu dinero se esfuma y no sabes ni cómo ni por dónde? ¿Llegas a fin de mes con la lengua fuera y la cuenta temblando? ¡Tranquilo, no estás solo! La mayoría vive en un caos financiero porque ignora el primer paso FUNDAMENTAL para tomar el control: tener conciencia financiera.

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Mucha gente se me acerca buscando salud financiera y me suelta la misma cantinela: «Javi, es que no llego, no consigo ahorrar porque gano una miseria». «Javi, es que la deuda me come». Y yo, con toda la paciencia del mundo, les lanzo la pregunta del millón:

Vale, figura, pero dime una cosa. ¿Tienes la más mínima idea de en qué se te van los cuartos cada mes? ¿Euro a euro? ¿Céntimo a céntimo?

Ahí, mágicamente, se hace el silencio.

Y, ¿sabes por qué pasa esto? Porque nos da un miedo que te cagas mirar nuestros propios números. Tenemos el puñetero síndrome del avestruz financiero: si no veo el marrón, el marrón no existe. Pues permíteme que te diga que existe. Existe y te está comiendo vivo.

Nos acongoja descubrir que somos unos manirrotos, que gastamos un dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para impresionar a gente a la que le importamos un carajo. O simplemente nos da una pereza monumental ponernos a apuntar cada café, cada cerveza, cada capricho.

Como nadie nos dio educación financiera en el colegio, vamos dando tumbos como pollos sin cabeza, repitiendo los mismos errores y tomando malas decisiones financieras. Pedimos un préstamo para todo: la casa, el coche, las vacaciones, el ordenador, la tele, la tablet, el móvil, la nevera, las petunias del jardín… 

Y podría seguir (y un buen rato). He visto hasta gente financiando su inversión, y encima «asesorados» por un «experto».

Mira, te lo digo por experiencia. En mis dos gloriosas bancarrotas, mi primer pecado capital fue la ignorancia voluntaria. Me negaba a mirar mis extractos, me autoengañaba, prefería vivir en la inopia del «esto no puede estar tan mal» o «ya lo resolveré mañana». Mientras tanto, la tarjeta de crédito echaba humo como la chimenea de un tren a vapor.

¿Te suena esta película? Esto es así hasta que el mañana llega, te pega una hostia de realidad en todos los morros y te ves con la nevera más vacía que el cerebro de un concursante de mujeres y hombres y viceversa porque no has sabido gestionar tu dinero.

El Mapeo Financiero sin Anestesia: El Primer Hábito para tu Conciencia Financiera

Así que, si estás hasta los mismísimos de este bucle infernal, ¿cuál es el primer paso? ¿El que no te puedes saltar ni de coña para empezar a salir del agujero?

El mapeo financiero sin anestesia. Tu autopsia económica. El primer hábito que debes adquirir y desarrollar.

Durante un puñetero mes, como mínimo, vas a apuntar CADA INGRESO Y CADA GASTO. Tus ingresos: trabajo, pensión, una herencia o cualquier otra fuente de ingresos y por supuesto tus gastos: hipoteca o alquiler, facturas, comida, transporte o cualquier otro concepto.

No me vengas con excusas de que no tienes tiempo, que bien que lo tienes para verte tres capítulos de la isla de las tentaciones. Tienes que ver dónde estás ahora mismo, de forma realista y objetiva, por duro o triste que sea.

¿Cómo? Pues me la suda. Lo que te salga de las narices:

  • Un cuaderno cutre que tengas por casa.
  • Una hoja de Excel o Google Sheets si te va el rollo contable.
  • Mi Plantilla de Notion para Ingresos y Gastos si quieres ir a lo pro y tenerlo todo organizado como Dios manda.
  • Una app como Fintonic, que sincroniza tus cuentas para que no se te escape nada (ya le dedicaremos un artículo completo a esta herramienta).

Lo importante es que seas sincero y que no te olvides de nada. Desde echar gasolina al coche hasta comprar un chicle, desde un café de máquina hasta un menú de una hamburguesería. Por supuesto, también los gastos fijos, como la hipoteca, la letra del coche, los seguros, el teléfono, la luz, el agua, etc.

Hazlo en el momento, si puede ser. Al principio no te juzgues, solo apunta. Como si fueras del CSI tomando notas de la escena del crimen de tu cartera.

Luego, al final de mes, cuando sumes y categorices, vas a flipar. En serio. Verás agujeros negros por donde se te escapa la pasta que ni la NASA ha descubierto.

control del gasto

Y Después del Mapeo, ¿Qué? Tu Plan de Batalla

Una vez que sabes en qué se te va el dinero (y que te has cagado en tus muertos un par de veces al verlo), tu conciencia financiera se ha despertado. Y ahora, puedes empezar a tomar mejores decisiones, puedes empezar a decidir dónde quieres que vaya ese dinero.

Este simple ejercicio te permite vivir dentro de tus posibilidades evitando endeudarte, te da la tranquilidad de saber que tienes el control y te motiva a mejorar tus hábitos para, por fin, empezar a ahorrar para el futuro, ya sea creando un fondo de emergencia o definiendo un plan de jubilación.

Ahora sí puedes:

  1. Calcula tu Flujo de Efectivo: La diferencia entre tus ingresos y gastos es tu flujo de efectivo disponible. Si es positivo, ¡enhorabuena! Tienes capacidad de ahorro. Si es negativo, tienes más gastos que ingresos y estás en un problema serio. Si es cero significa que ganas lo mismo que gastas, y que no tienes ni sobrante ni déficit. Este es el punto de partida de toda planificación financiera.
  2. Crea un Presupuesto Antirruina: Ahora que tienes datos reales, ahora sí puedes crear un presupuesto realista. No es una lista de prohibiciones para vivir como un monje amargado. Es tu mapa del tesoro, tu GPS para definir tus metas financieras a largo plazo sin estrellarte.
  3. Da Caza a los Gastos Vampiro, Hormiga y Fantasma: Ese café diario, la suscripción al gimnasio al que no vas, el Amazon Prime que solo usas para que te llegue antes el último cacharro que no necesitas… Son los pequeños (y no tan pequeños) gastos innecesarios o superfluos que te desangran la cuenta. Ahora verás con otros ojos a estas sanguijuelas financieras. En este artículo te enseño a identificarlos y darles caza.

Arrastra a tu Familia a la Luz (Financiera)

El control del gasto no es solo cosa tuya. Si tienes familia, deben estar involucrados y apoyarte en este proceso. De hecho, ellos pueden ser tu mayor motivación y tu mejor aliado para mejorar tus finanzas personales (a veces lo contrario, pero tengamos fé).

  • Habla con transparencia: Explica la situación financiera real, los objetivos y el plan de acción. No ocultes la realidad para que no sufran o para aparentar que todo va bien. Eso solo te generará más estrés y tensión, y al final lo acabarás pagando con quien más quieres. Explica a tu pareja y a tus hijos qué objetivos tenéis y qué plan de acción vais a seguir.
  • Busca colaboración: Hazles ver que es un proyecto común que os beneficia a todos, y que necesitáis trabajar en equipo para lograrlo. Pídeles su opinión, sus sugerencias y sus ideas. Valora su esfuerzo, su compromiso y su contribución.
  • Asigna responsabilidades: Cada miembro puede tener un rol. Involucrar a los hijos en el presupuesto familiar es una de las mejores lecciones de educación financiera que les puedes dar.

En resumen… Deja de Esconder la Cabeza y Toma el Control

¿Por qué te suelto este rollo tan básico? Porque sin esta base, sin tomar conciencia, todo lo demás que te cuente sobre ahorrar, invertir o salir de la deuda es como construir una casa sobre arenas movedizas. Se te va a hundir el chiringuito al primer imprevisto.

Tener conciencia financiera te va a dar poder. El poder de decidir y de cambiar. Poder tomar decisiones.

Te va a quitar el estrés de no saber qué demonios pasa con tu dinero y te dará la tranquilidad de tener tú el control, de tener un plan financiero. Aunque al principio sea un control sobre tu propio desastre. Pero, eh, es tuyo. Y desde ahí solo puedes mejorar.

Así que, si estás hasta los mismísimos de que el dinero te mangonee, empieza por aquí. Deja de buscar el atajo mágico que no existe.

Enfréntate a tus números. Es el primer escalón, el más jodido de subir para muchos, pero es el único que te va a poner en el camino de alcanzar la libertad financiera de una puñetera vez.

Es hora de hacer las cosas de forma diferente para obtener resultados diferentes.

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