¿Te suena a klingon eso de los tipos de interés? ¿No sabes qué son ni cómo funcionan? ¡No te preocupes, mi joven padawan, que aquí te lo explico de forma muy sencillita, todo sin tecnicismos ni rollos aburridos!
En este artículo, vamos a desentrañar el misterio de qué son los tipos de interés, quién los decide, cómo influyen en la economía (y en tu bolsillo) y qué debes tener en cuenta para tomar decisiones financieras inteligentes (y no que te la cuelen los bancos).
Para empezar a entrar en materia, te dejo un vídeo donde te explico los conceptos básicos de forma sencilla y con ejemplos:
¿Qué son los Tipos de Interés? 🤔 (Y por Qué Deberían Importarte)
En pocas palabras, los tipos de interés son el precio del dinero, la cantidad que se cobra por el uso del dinero por un período determinado. Es como el alquiler que pagas por usar la pasta de otra persona (ya sea un banco, un amigo o tu abuela).
Es lo que nos pagan por prestar nuestro dinero o la cantidad de dinero que nos cobran por pedirlo prestado.
¿Y quién decide cuánto cuesta el dinero? Pues los bancos centrales, como el Banco Central Europeo (BCE) en Europa o la Reserva Federal (FED) en Estados Unidos. Estos «señores del dinero» suben o bajan los tipos de interés en función de cómo va la economía. Es lo que llaman política monetaria (o al menos una parte de ella).
Si la cosa va bien y hay riesgo de inflación (es decir, que los precios suban como la espuma), suben los tipos para enfriar la economía. Y si la cosa va mal (recesión, crisis, etc.), bajan los tipos de interés oficiales para estimular el consumo y la inversión (y para que los bancos no se queden sin cash).
No siempre logran lo que pretenden, aunque entre otras cosas la idea general es mantener la inflación en torno a un 2%.
¿Cómo funciona esto de la oferta y demanda del dinero?
Cuando los tipos de interés bajan, la cantidad de dinero en el mercado aumenta y la gente se anima a invertir y a gastar más. Esto es porque los préstamos se vuelven más baratos (¡a pedir pasta a los bancos como si no hubiera un mañana!).
Al haber más dinero circulando, las empresas producen más y contratan a más gente, lo que, a su vez, estimula el crecimiento económico. Y como hay más productos y servicios disponibles, los precios tienden a bajar.
Pero cuando los tipos de interés suben, el grifo del dinero se cierra. Los bancos cobran más por prestar pasta, y la gente se lo piensa dos veces antes de pedir un crédito (total, para qué, si luego hay que pagar un dineral en intereses).
Esto hace que haya menos dinero en circulación, la economía se ralentiza (¡a nadie le apetece invertir ni gastar cuando la pasta está cara!) y los precios tienden a subir.
El Baile de los Tipos de Interés: Inflación, Ahorro e Inversión 💃🕺
Los tipos de interés son como el DJ de la economía: cuando sube o baja el volumen, todos nos ponemos a bailar a su ritmo.
Si la música está alta (tipos altos), la gente se anima a ahorrar (porque los bancos les pagan más por depositar su dinero), pero se lo piensa dos veces antes de pedir un préstamo (personales, hipotecarios, para comprar un coche…) porque la pasta sale cara.
Los bancos centrales suben el interés a los bancos de los países (en mi caso, el Banco de España), que a su vez se lo suben a la banca privada que, como no podía ser de otra forma, te lo sube a ti, a mi y al panadero, el pobre cliente bancario.
Y si la música está baja (tipos bajos), todo el mundo quiere fiesta: se disparan las inversiones (porque el ahorro no da un duro) y los créditos vuelan como churros (porque la financiación está tirada de precio). Es curioso, pero en este caso a los clientes nos baja, pero menos que al sector bancario. ¡Qué casualidad!
¿Y cómo afecta este fiestón a la inflación? Pues como te puedes imaginar, si hay mucha gente con cuartos en el bolsillo (tipos bajos), los precios tienden a subir (porque hay más demanda). Y si la gente tiene la cartera más seca que la mojama (tipos altos), los precios se relajan (porque hay menos demanda).
Como ya te conté, la inflación beneficia al que tiene deudas y perjudica al ahorrador.
Mientras escribo este artículo, a 22 de agosto de 2024, el tipo de interés de referencia está en 4%. La señora Lagarde y su equipo han subido los tipos de interés varias veces en los últimos meses para intentar controlar la inflación, que en julio de 2024 cayó hasta el 2,8%, 6 décimas inferior a la del mes anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Esto ha provocado un encarecimiento de las hipotecas y los préstamos, y ha afectado a la rentabilidad de los productos de ahorro. Sin embargo, se espera que el euríbor, el índice de referencia para la mayoría de las hipotecas en España, finalice el año en el 3% y descienda hacia el 2,4% en 2025, según el consenso de expertos consultados por Bloomberg.
De confirmarse este escenario, una hipoteca media de 141.457 euros a 24 años se traduciría en un ahorro cercano a 1.600 euros al año desde el máximo que fijó el indicador en octubre de 2023. ¡Buenas noticias para los hipotecados!
TIN, TAE, Fijo, Variable… ¿Hablas «Financiero»? 😵💫
Cuando te enfrentes a un préstamo hipotecario, te van a bombardear con siglas y términos que parecen sacados de un libro de contabilidad para extraterrestres. Pero no te preocupes, mi joven padawan, que aquí te explico lo que necesitas saber (y sin usar palabras raras, para que no te explote la cabeza):
- TIN (Tipo de Interés Nominal): Es el interés «básico» que te aplican al préstamo, el que suena bonito en la publicidad (y que te hace pensar que vas a pagar menos de lo que realmente pagarás). Pero ojo, que este interés no incluye las comisiones (esas que te meten por la cara) ni los gastos (que siempre hay alguno escondido), que luego te pueden dar una sorpresa. Es como el precio de un coche sin IVA, que luego te añaden el impuesto y te da un jamacuco.
- TAE (Tasa Anual Equivalente): Esta es la que realmente importa, la que te dice la verdad (aunque sea fea, como Betty). Incluye el TIN, la frecuencia de los pagos, los gastos y comisiones (todas, toditas, todas). Es el precio final del préstamo, con todos los extras incluidos. Es como el precio del coche con IVA, matriculación, seguro a todo riesgo, las alfombrillas, el ambientador con olor a pino y la comisión del vendedor.
- Tipo de Interés Fijo: ¿Te gusta la seguridad y la tranquilidad? Pues el tipo fijo es para ti. Es como un contrato blindado. Sabes desde el principio cuánto vas a pagar cada mes, y no cambia (aunque suban o bajen los tipos de interés). Te da seguridad y tranquilidad, pero a veces pagas un poco más que con un interés variable (otras no, claro está).
- Tipo de Interés Variable: ¿Te gusta el riesgo? ¿Te sientes con suerte? ¿Llevas el iPhone sin funda? Pues el tipo variable es para ti. Es como jugar a la ruleta rusa con tu hipoteca. La cuota mensual puede subir o bajar en función de un índice de referencia (como el Euribor) que fluctúa como una adolescente el día antes del concierto de Justin Bieber. Si el Euribor sube, tu cuota sube, y si baja, tu cuota baja. Es una apuesta arriesgada, pero a veces te puede salir bien (y pagas menos que con un interés fijo y adivina, otras no).
¿Cómo te Afectan los Tipos de Interés a Ti? 🤔
Los tipos de interés son como el Gran Hermano de las finanzas: te están vigilando constantemente, incluso cuando no te das cuenta. Influyen en casi todas tus decisiones financieras, desde pedir un crédito hasta ahorrar para tus próximas vacaciones.
Así que, más te vale entender cómo funcionan, o te la van a colar (como ya hacen con casi todo). Veamos las tres principales áreas en las que te va a afectar:
¿Pensando en Pedir un Crédito o un Préstamo Hipotecario? Cuidado con los Intereses 😨
Si estás pensando en pedir financiación (para comprarte un coche, hacer una reforma o financiar tu próximo pelotazo) o una hipoteca a tipo fijo (para comprarte un pisito y dejar de tirar el dinero en alquiler), los tipos de interés van a determinar cuánto vas a pagar cada mes (en concepto de intereses y amortización del capital) y cuánto te va a costar la fiesta a largo plazo.
Si ya los tienes, más de lo mismo. Cuando toque revisar el porcentaje de intereses te subirá o te bajará la letra de la hipoteca (los préstamos mantienes la tasa de interés que firmaras al contratarlos). Y no te olvides de la tarjeta de crédito.
Recuerda:
- Cuanto más altos sean, más pasta tendrás que abonar cada mes. Es como si te subieran el alquiler del piso, pero en lugar de al casero, se lo pagas a las entidades bancarias.
- El tipo de interés que te apliquen (fijo o variable) también influirá en tu cuota mensual. Ya te lo conté en la seccion anterior, deberás calcular la cuota según la evolución de los tipos de interés (no te preocupes de olvidarte que las instituciones financieras no se van a olvidar, descuida). Es una apuesta arriesgada, pero a veces (solo a veces) te puede salir bien.
- Y no te olvides del TAE (Tasa Anual Equivalente).
Consejo Ninja: Antes de firmar nada, compara diferentes ofertas y negocia con los bancos para conseguir las mejores condiciones. No te conformes con la primera oferta que te den, que seguro que hay algo mejor por ahí.
¿Quieres Ahorrar o Invertir? Los Tipos de Interés También Importan
Si eres de los que guarda la pasta debajo del colchón (o en una cuenta corriente que no te da ni un céntimo de interés), los tipos de interés te van a afectar (aunque no lo creas).
- Cuentas de Ahorro y Depósitos: Si tienes tu dinero en una cuenta de ahorro o en un depósito bancario, el interés que te pague el banco determinará cuánto dinero vas a ganar (o mejor dicho, cuánto vas a perder, porque la inflación se suele comer los intereses). Si los tipos están por los suelos, tu rentabilidad será más baja que un limbo en una fiesta de pigmeos.
- Inversiones: Si eres un inversor arriesgado (o un inconsciente, según se mire) y te gusta «jugar» con tu dinero en la bolsa, los fondos de inversión o las criptomonedas, los tipos de interés también influyen en la rentabilidad de tus inversiones.
Consejo Ninja: Si quieres sacarle el máximo partido a tus ahorros, busca productos que te ofrezcan una rentabilidad superior a la inflación. Y no te olvides de diversificar (no pongas todos los huevos en la misma cesta, que luego viene la gallina y te los rompe).
Tu Día a Día: Una Relación de Amor-Odio ❤️💔
Aunque no seas un gurú de las finanzas, los tipos de interés te afectan en tu día a día, como los piojos en un campamento de verano:
- Precios de los Productos y Servicios: Cuando suben, las empresas tienen que pagar más y eso se traduce en un aumento de los precios de los productos y servicios. Es decir, que tu café matutino, la gasolina, el pan, la ropa… todo te va a costar más caro.
- Valor de tu Dinero: Cuando hay inflación (y los tipos de interés suelen estar bajos), el valor de tu dinero disminuye. Es decir, que cada euro que tienes vale menos que antes. Es como si te hubieran robado, pero de forma legal.
- Crecimiento Económico: Los tipos de interés influyen en el crecimiento económico. Si están muy altos, la economía se «enfría» (porque la gente no consume ni invierte). Y si están muy bajos, la economía se «recalienta» (porque la gente se endeuda y gasta más de la cuenta). Lo ideal es encontrar un punto medio, un equilibrio, pero eso es más difícil que encontrar a Wally en un concierto de AC/DC.
En resumen…
Como has visto, los tipos de interés no son una cosa de economistas con gafas de pasta. Te afectan a ti, a mí, a tu vecino del quinto y hasta al perro del cartero.
Si entiendes cómo funcionan (y con este artículo ya eres casi un experto), evitarás que te tomen el pelo con tus finanzas personales, podrás tomar mejores decisiones financieras, ahorrar dinero, conseguir una mejor financiación (sin que te claven un interés del quince) e invertir con cabeza.
Recuerda:
- Los tipos de interés son el precio del dinero. Y como en cualquier mercado, si hay mucha demanda, el precio sube (y si hay poca, baja).
- Los tipos de interés de referencia los establece el Banco Central, pero los bancos comerciales son los que te los aplican a ti. ¡No te fíes de su publicidad engañosa! Compara ofertas, negocia y busca las mejores condiciones.
- Los tipos de interés influyen en la inflación, el ahorro, la inversión y en el precio de los productos y servicios. Es decir, que te afectan en tu día a día, aunque no te des cuenta.
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